lunes, 22 de febrero de 2010

Lunes de carnaval



Por Augusto Rigoveiro

Tristeza
Por favor vai embora
A minha alma que chora
Está vendo o meu fim
Vinicius De Moraes


Lo conocí el 5 de febrero en una reunión en el Hotel Alba, la mayoría de los becados por la vicepresidencia vivimos en el Anauco, y cuando la juventud del partido debe reunirse en coalición urgente todos nos vamos a un salón que está en el sótano de la cocina del restaurant. Cuando lo vi venir me quedé perplejo. Era él, él mismito. Un calvito, un poquito bastante alto, hace poco más de un año fue el ministro de la secretaría más joven que había tenido Venezuela. Cuando salimos de la reunión habíamos creado el Frente de Juventudes Bicentenarias. Todos pensamos que a nuestro líder espiritual y político le encantaría la idea. 

En estas reuniones siempre se toma asistencia de quienes van, no se puede olvidar que primero que nada está la revolución y la vida de hijos consentidos de papi que no tuvimos al nacer y nos dio la revolución. En la asistencia uno copia la cédula, el número de teléfono y el email. Supongo que de ahí fue donde sacó mi número para invitarme a la rumba más extrema de mi vida.

Me escribió el lunes de carnaval en la mañana y me dijo que nos veíamos en el lobby del hotel a las nueve de la noche, que él traía los disfraces y luego nos los poníamos. Cuando ya estaba en el Mercedes clase c del moreno, cogimos rumbo al este, el lugar más criticado por los revolucionarios pero donde a ellos les encanta vivir, trabajan en el oeste, viven en el este. Subimos por el distribuidor de Altamira y pensé que la cosa era o en la casa de Diosdado en entre la Castellana y el Country, en la Quinta que se llama Santa Bárbara, o en que íbamos rumbo los Palos Grandes al Pent House del otro Calvito que es alcalde del centro de South Park.

Cuando llegamos al apartamento nos abrió una Garota pelo amarillo, bien rasurada pero con los senos de papel toilet más chimbos que había visto en mi vida y un bulto en la tanga, por la cara en forma de huevo supuse que era el dueño del apartamento. Yo iba disfrazado de Petter Pan y mi moreno de Campanita. Lo primero que me ofrecieron fue algo que me habían dicho que existía y yo no lo había querido creer. Sacó de un estante lleno de bebidas una de las muchas botellas que había de Jhonny Walker edición especial 100 años que el gobierno bolivariano le encargó a la destilería. Éstas, a diferencia de la botella y la caja normal de esa edición especial, tenían en la etiqueta una insignia que decía “Bolivarian Revolution Special Gift”. Estas eran usadas como regalo para los invitados especiales de la revolución y hasta donde yo tenía entendido sólo estaban en Miraflores, pero esos chismes a mí no me gustan, asi que dejé de pensar y palo adentro con el Walker. Ese fue el primer palaso de la noche.

Al rato de estar en el apartamento salió de uno de los cuartos vestido, o mejor dicho trasvestido, el mismito que tomó un canal de TV cuando el “por ahora”. Tenía un disfraz de la princesa Jazmín de Aladín, que le quedaba asquerosamente horrible, al parecer la Garota y Jazmín ya habían comenzado su fiesta.

Yo sabía para qué se me invitaba, esta era una práctica común entre los militares, y los civiles que recién llegaban al clan lo adoptaban como algo natural. Alguna vez le escuché decir a la hija del ex gobernador de Mérida algo así como “Mi papá siempre dice que los militares no son maricos, que sólo les gusta mamar güevo”. Así que si la cosa era sólo una que otra mamadita, pues mi joven boquita revolucionaria esa noche estaba preparada para llenarse de la leche de los nuevos dueños del país. Entre la bulla de la música del toca discos porque a las princesas, una amazónica, la otra árabe, entre las excentricidades que tienen está la de oír música grabada en LP en toca discos, empezamos con Rudy la Escala, luego pusieron a Divine, yo pensé que cuando llegara el que estaba en el programa de televisión nos poníamos a bailar el pasito este de “Es o no es” que ponen en todas las Horas Locas.

A eso de la una llegó un gordito alto, de barba, con un vestido –porque eso no es un disfraz, a él le gusta vestirse así, más que a los otros de marinerito, como los que usaba Kiko en el Chavo, y una gorra negra de las que utilizan los Capitanes de Navío en las fragatas que de un lado dice F-22, creo que esa es la Brión, y según dicen ahí fue donde él pagó servicio militar hace bastante años, y también donde le partieron el virgo.

Apenas llegó el Capi, como le decía Jazmín, preguntó como Esteban un día que vino Evo a pedir plata, “¿Dónde está mi coca?”. Tras inhalación profunda del Capi, Campanita puso un disco de Wilfrido Vargas y comenzó a bailar una coreografía donde se agarraba las alitas y las batía mientras pegaba brinquitos como si estuviese volando y cantaba “Tengo un jardín de rosas hermosas, tengo un jardín de rosas y son todas para ti”. Cuando decía "Para ti" se acercaba a mí y me iba dando besitos, y cuando decía "De rosas hermosas" iba quitándole prendas de vestir a los demás, hasta que todos nos pusimos a decir “Yo las cultivé, porque un día te quiero ver a ti y te entregaré en mis flores todo mi amor por ti y te veré caer en mis brazos loca de amor por mí”. 

Ahí fue que la cosa se puso sexi, porque el Capi se soltó su verguita y Jazmín le brincó encima y comenzó la felación, mientras la Garota se agachó como si fuese una secretaria sexi que recoge un lapicero y Campanita le brincó encima. Yo, a todas estas, tenía una cámara y los iba grabando. Fue entonces cuando entendí por qué me habían invitado a la fiesta. Cuando princesas, hadas y marineros estaban gimiendo, gritaron "PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE, VENCEREMOS". 

A la mañana siguiente vi a la Garota envolver el video como un regalo y le dijo a Jazmín: "Tú que vas al Palacio, llévale nuestro regalito al Jefe".

1 comentario:

Boris Angulo dijo...

Excelente combinación de hilaridad y tono, me reí con ganas. Sigue así, Pedro. A propósito, felicidades por tu primer premio de poesía. Repito lo una vez dicho (o escrito) en "Documento 1" pero nunca publicado: "es buen poeta este Pedro". Saludos.